Me saben a mierda los labios ajenos, a exceso de pasión y ausentes de sentimientos. Siento el ahogo entre pecho y estomago.
Y la noche toda mía y yo aquí espero, buscando una luna. El monte todo oscuro, las estrellas todas fijas, encendidas. Dónde solíamos escondernos de los demás. Dónde la hierba y nuestra imaginación nos hacían volar. Y ahora no sé qué hago solo aquí, serán los malos tragos, o las poesías escondidas entre las piedras de los muros. Dónde tu ya sabías... Será mi desgarro, mi tormento, mis ganas de nada. Mis pesadillas. Será que aún te quiero aunque querer no quiera.
Te diría que siguen brillando las luces de nuestra ciudad con la misma intensidad. Te diría que el viento sigue meciendo las copas de los pinos, y que sigo creyendo que entre ellos están hablándose. Dulces metaforas de la vida.
Tanto te diría si en esta fase de negociación no ganara la rebeldía a la desilusión. Y aunque el aferrarme al recuerdo prohibido me esté hurgando en la herida... no te preocupes por mí, mas yo seguiré por mi camino, por mis veredas, buscando una luna o rodeado de flores. Ante todo yo y mis cojones por bandera.