Sólo humo



Que mis abatidos ojos lleguen con un poco más de luz a pasado mañana y que la sublime fuerza de la esperanza embarque a mis sueños lejos de la desilusión del desamor.

Dentro, muy dentro de mí, sale un rato el sol, no quiere tonterías. Ven a mí, rebeldía, y tráeme tu fiereza, tu osadía. Saca una sonrisa en mí que dure mil tropecientos días, que estoy cogiendo carrerilla y si caigo ¿dónde estás? no traigas pesadillas, ya me corro sin tu voz, se entornan mis pupilas, abro los ojos y ¡adiós!

Y de este enquistado corazón no busques de las zarzas las moras, no indagues que esquino, y arranco sin más. 

Me quemo, te quemo, rehuyo y así todos mis días.




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