Aún recuerdo nuestro juego de locos, yo te decía te quiero y tu ciegamente me respondías que aún más me querías.
Recuerdo sacarle el polvo a nuestros sueños cada noche al ritmo de sístoles y diástoles. Y cada vez que sonreías, mi niña, mi alma en la soledad, en fuego se prendía. Y sin embargo, no voy a decirte mentiras, en el fondo yo temía que te perdieras por los caminos de tu vida y yo me quedara con los ojos apenados y llorosos a pie de un caminito de piedra y malas hierbas, esperando que cualquier otoño se me llevara sin más para siempre.
Una vez tuve un sueño apretado bajo mi puño esperando con rebeldía que algún creciera con libertad. Pasito a pasito fui tirando semillas, pasito a pasito, sembrando felicidad.
1 comentario:
Me encantaa!! Es precioso! :O
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