El azul del cielo se ha mudado, se ha borrado para mí esperando que la primavera me llevara recuerdos de ti. Miro las nubes sincronizadas, recorren el cielo tan rápido que en ellas dejo mi alma descompuesta para que el día que llueva, el día que caiga una fuerte tormenta, venga a mi de nuevo toda llena.
Enterradme el día en que yo no sea yo, cuando mis ojos se abran por inercia, cuando mis sueños sean pesadillas, cuando para mí las calles sean autopistas vacías. Contadme que he muerto aunque siga respirando que me sentiré prisionero de invisibles tristezas que me atarán a sosiegos por falta de alegría. ¡Qué yo no quiero vivir sin mi! No quiero que la agonía de estar triste me de los buenos días y las buenas noches todos los días, no quiero olvidar como se sonríe, no quiero sollozar en cualquier banco de cualquier ciudad, como un barco sin puerto, a la espera de que algo me lleve a mí mismo.
Acercaros que tengo el alma llena de amor y sin poderlo repartir moriré cada día un poco más.