Alborada



Caigo en un lagrimal,
que empapa mis alas.
¿Y el nido?
¿Y la primavera?
Y ya es otoño perdido.

Te has ido,
mas no tan lejos
si te espero tras los ventanales,
en los atardeceres,
en los anhelos.

Te has ido,
mas no tan lejos
si te imagino y sueño
con el campo de trigo,
y el océano,
en tu rostro.

Son mis ojos lo que son al verte, puramente luz, puramente alegría.

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Al latir albergar la rítmica consonancia entre sístoles y díastoles, de bien sin dueño, de carácter suficiente, transparente ante quien es capaz de serlo.




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