A veces querría que todo acabase en un momento, en un instante, en un segundo. Dar un paso en el tiempo sin dejar huella atrás, sin ser pasado ni recuerdo, ni ilusión ni pensamiento.
Dejar el corazón colgando del techo, que se sequé todo el invierno mientras en la calle mi alma y mi cuerpo se congela y mis ojos, entristecidos, ven como el tiempo pierde el poco tiempo que le queda.
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