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Dejaremos que el tiempo se despida por los dos?

Si estoy lejos no me olvides que estaré por las noches mirando las estrellas, ese campo de luces infinito bajo el que siempre estaremos. Y me recordará a ti la que más brille, tus ojos serán mil estrellas y tu rostro será la Luna, el más resplandeciente.

Estaré tan cerca de ti... en tus pensamientos, que oirás en el viento, aún, palabras de amor y locura. Allí donde quiera que esté mi recuerdo de ti seguirá vivo como siempre, vivo como nunca, será siendo el fuego que por las noches frías y solitarias me caliente.

Y contaré a quien quiera escucharme nuestra historia. Les diré que somos un río de tinta indomable en un libro sin final, de hojas puras y blanco infinito. Por eso les diría que si mi corazón fuera una biblioteca, muchos de los libros llevarían tu nombre. También les diría que estaremos siempre unidos, sea cual sea la distancia que nos separe. Les diré que si sólo busco medio mundo es que el otro medio ya lo encontré, encontrándote a ti. Les contaré que conocemos la magia de conocernos. Que para ti y para mi todas las noches son cortas y mil abrazos son pocos.

Les diré entristecido que te echo de menos y saldrá de nuevo mi alma por mi ojos, buscándote por cada rincón, soñando en encontrarte en cualquier lugar del mundo.

Cuánto tiempo sin ti... diré. Aunque no haya pasado segundo, ni hora, ni día que yo no me haya acordado de ti y te haya llevado aquí dentro. En lo más adentro de mi corazón.

Y soñaré en verte de nuevo algún día, esperando encontrar de nuevo entre tus brazos todos los abrazados que me han faltao en esta vida. Que son mi agua, mi tierra y mi fuego.

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Mundo, tus rejas son de humo,
tus calles un psiquiátrico abandonao;
la gente sale y se amontona,
pero siguen sin conocerse de ná.

Mundo, unos salen a conocerte,
otros a conocerse a si mismos;
en un desconocimiento global,
todos somos desconocidos.

Unos salen y recogen grano,
y lo cargan en mulas de otros;
unas manos vacías y agrietadas,
que siempre lo dan todo.

Tu dureza es el pan de cada día,
el que les falta a muchos,
eres loco mundo,
en el que estamos hipnotizados.

En unas tierras adormecidas,
nos ha tocado labrar,
para que todo se lo lleven,
los que no hacen nada.

Mundo, también nos has dado,
un cielo con mil estrellas y el mar;
para los que sonríen, para los que lloran,
y para los que están enamoraos.

Amor y libertad.

Pasan los días, los años, los momentos duros y los aún más duros. Naces y creces en un mundo frágil. Eres sólo una gota fría, y resbaladiza, sobre un cristal que a veces se puede romper: no una vez, ni dos, así es la vida. Y en ese momento que creemos que la vida ya llegado a su punto auge y vamos en decadencia, ese momento de camino a la inexistencia, de canas y arrugas, nos damos cuenta de lo puta que ha sido la vida, pero que el haber vivido momentos inolvidables, el haber reído muchas veces con frenesí, el haber amado hasta morir, te hacen ver que la vida, como viaje a lo desconocido, es lo mejor que te puede pasar.


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No sé si es cosa del destino o el deseo de que algo bueno nos pase, puede ser fe o un sueño imposible. En esta frágil luz los recuerdos son sosiegos, son pausas de dolor interminable. Son labios de miel en lata.

Si algún día nos volvemos a ver no me des dos besos y me sonrías, mírame a los ojos y pregúntate si algún día me quisiste de verdad.


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Miro el reloj y ya no quedan horas, sólo solas miradas tras las olas que juegan a esconderse tras el horizonte, donde pierdo el cielo, el mar y el norte.

Siempre dejó una puerta abierta, la de después de un beso, la de después de un te quiero.