Sólo humo



Que mis abatidos ojos lleguen con un poco más de luz a pasado mañana y que la sublime fuerza de la esperanza embarque a mis sueños lejos de la desilusión del desamor.

Dentro, muy dentro de mí, sale un rato el sol, no quiere tonterías. Ven a mí, rebeldía, y tráeme tu fiereza, tu osadía. Saca una sonrisa en mí que dure mil tropecientos días, que estoy cogiendo carrerilla y si caigo ¿dónde estás? no traigas pesadillas, ya me corro sin tu voz, se entornan mis pupilas, abro los ojos y ¡adiós!

Y de este enquistado corazón no busques de las zarzas las moras, no indagues que esquino, y arranco sin más. 

Me quemo, te quemo, rehuyo y así todos mis días.




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Cerca del suelo



Estás en mi cielo,
nube perseguida,
pájaro que posa,
en alma descompuesta por el viento.

Lejos,
lo que está lejos
y dentro de mí,
sombras
de viejos recuerdos.

Dolor,
muero sin morir;
caminito de piedras
y en alpargatas de esparto,
tu recuerdo.

Gris
un día triste;
de ver tus besos
en otros labios,
tan ajenos.




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Tristeza. 

Ojos,
 mapa de carreteras sin fronteras,
 bosque silvestre, 
de bandera transparente.

 De luz llenan el alma, 
cuando ésta se siente triste. 

Soledad.


¿A quién le importa, lo que mata y se esconde, dejando a su vera, mi amor menoscabado? 



















Morí y no debía, no era el momento, aún. Así lo hice desde que la vi subir a ese tren, estaba muerto ya, por dentro.
No divisava, detrás del opaco cristal, sus redondos ojos de los de los demás. Difícil era aceptarlo y así lo asimiló mi corazón. 


La echaba de menos.


Temo a la pesadilla que atenta a las heridas que intentan acicalarse. Me angustia el quisquilloso retumbar de mi pecho.




Besos de otoño




Piel de luna,
en tu torso, 
desnuda.

Besos de otoño,
que amansan el frío;
besos en los que escondo,
profundos sentimientos.

Ando descalzo, 
en tus sueños,
en mis sueños.
Y mis pies son otros,
y mis ojos son otros,
como en el campo de nieve,
de invierno,
tu luz invade cada poro de mi cuerpo.



            "Se haría largo el camino sin ti..."























Pájaro azul




Sueño pájaros en el balcón,
en tu sol,
en tu noche esclarecida.

Frente con frente,
vestida de piel blanca,
tersa y conocida.

Sin luz cegadora,
ni lluvia nos deje,
de agujeros lleno el alma.

Horario de amores torcidos,
y en tu pelo,
mis dedos conformados a medida.

Lejanía ceñida,
a una realidad,
no acostumbrada.

Tus ojos de candil,
mi luz, 
de despedida.


"Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella."
                           















Eternos viajeros





Cuando decías que me querías,
más me quería a mí mismo,
y no me importaban,
los días en mal estado.


Cuando decías que me querías,
la soledad conocía,
sólo de vista.
Y si estaba solo y triste,
tú conmigo estabas,
en mi pensamiento, en cualquier lado.

Cuando decías que me querías,
no necesitaba más razones,
para vivir.


Estás lejos, y yo de ti,
mas desde que te conozco,
habitas en mí.




























Hace tanto que te espero
que he perdido la conciencia social
y ya no encuentro agarradero, 
abandonado en esta ausencia global.
Desde que no te veo...




06/10/2012


















¿Dónde...? aquí.





Entristecido por cuenta propia, arrastrando mi cuerpo inerte por calles que parecen cementerios, miradas en derribo, pisadas por el camino, pasos que no tienen destino. Palabras poco conocidas que permanecen ausentes.

Ausencia... ausencia era lo que se me clavaba en el pecho cuando no la oía sonreír, cuando los sueños eran vendavales y en un barco pirata naufragaban todas mis sonrisas de hierro, hasta el fondo del mar.

Ausencia.




























¡No está, se ha ido! Te habrás dicho y te habrás preguntado si he desaparecido. Mas no temas que estás aquí, y yo allí, que al pensar en ti, en la anarquía de mi mente, tus palabras han dado pasado a eternos momentos de alegría y paz. Mis ojos brillan bajo la tímida y tenue luz de esta noche estrellada. ¡Qué bonita es la noche! Me digo a mí mismo y me es imposible no pensar en los dos. En ti y en mí abrigados bajo este campo de estrellas. Arriba en la torre del castillo con el que ya has soñado. Seríamos parte del cielo, también del bosque, del mar que veríamos al horizonte, seríamos dos gotas de agua y, a ratos, ráfagas de viento. Esa noche sería eterna para los dos, formando parte del todo, siendo como somos: especiales.

Records

Records del passat et clamen, ja no rauen cendres del foc, són flames que bramen i l'optimista escèptic n'és el vent que ho crema tot. Vermell prematur, calor de mare, la pluja em cau el cim, però aquest és pur foc. No s'apaga. L'ànima immòbil tem en soledat, no pot fer un pas si la boira no minva sota un cel que esdevé fosc.

¿Són els meus ulls que no hi poden veure, o m'estic tornant boig...?

El frenesí dels batecs del cor governen les hores d'insomni i la seva insistència intermitent em mantenen despert. Entre somnis un savi desgavell em posa de peus a terra, la il·lusió em fa beneit, la reflexió realista: n'ets gamarús, és temps passat, temps que no tornarà, temps per... oblidar.

I així, potser, la pluja d'avui donarà brots verds demà. I els records? Records seran.

Inmerso en la marea.

Me dijo que no dijese nada, que con mis palabras moriría. Y debió morir... con o sin ellas. ¿Cómo me siento? Vivo inmerso en la marea, en continuo sube y baja. A veces me ahogo y otras mis tristezas son mi reino submarino.


No me calientes que mis sueños son de cera y a tu vera ya he perdido la cuenta de las veces que se han derretido.

Pensamiento de ti

Mía es la noche, y tuya, que al acordarme de ti en ella fluyes, y en mi mente tu rostro guardo como un tesoro por descubrir. El cielo está estrellado, en él imaginariamente te dibujo y un eterno instante mi noche te hace mía, aunque sólo sea un momento.

En esta noche mía mil patadas le he dado a las penas ambulantes que se aferran a ahogarme todas las mañanas y a esa tu sonrisa ha respondido mi pensamiento de ti, y al viento he añadido mis suspiros de anhelarte cada segundo locamente.

Te imagino cada día. Me subleva que el tiempo tome su propio camino alejado de estos nuestros sueños, mas no es condena la espera si se trata de a ti esperarte.

Silence

Intento ser fuerte y espero que el silencio que me has contagiado sea sólo la mala hierba que brota en el jardín de atrás. Qué largas son las noches que me has dejado, que fría la cama cuando mis sueños son reporteros de guerra en esta batalla entre tu y yo. No seré vencedor ni derrotado, simplemente seré desertor por cuenta propia, traídor a mis sentimientos.

  
A ti te duele lo que yo digo y a mí lo que tú callas.




Acércate a mi lado.

El azul del cielo se ha mudado, se ha borrado para mí esperando que la primavera me llevara recuerdos de ti. Miro las nubes sincronizadas, recorren el cielo tan rápido que en ellas dejo mi alma descompuesta para que el día que llueva, el día que caiga una fuerte tormenta, venga a mi de nuevo toda llena.

Enterradme el día en que yo no sea yo, cuando mis ojos se abran por inercia, cuando mis sueños sean pesadillas, cuando para mí las calles sean autopistas vacías. Contadme que he muerto aunque siga respirando que me sentiré prisionero de invisibles tristezas que me atarán a sosiegos por falta de alegría. ¡Qué yo no quiero vivir sin mi! No quiero que la agonía de estar triste me de los buenos días y las buenas noches todos los días, no quiero olvidar como se sonríe, no quiero sollozar en cualquier banco de cualquier ciudad, como un barco sin puerto, a la espera de que algo me lleve a mí mismo.

Acercaros que tengo el alma llena de amor y sin poderlo repartir moriré cada día un poco más.  

La noche más larga del mundo

¿Dónde estás? Me pregunté y pensé en decirte que he caducado, que he muerto a la espera de un te quiero furtivo, inapropiado. Intento darle cuerda al corazón, hacerle el boca a boca a los sin sentido y acabo enterrando todos los besos que me distes y te di. Cierro los ojos, los abro, los vuelvo a cerrar y los vuelvo abrir. Me tumbo a un lado, miro la ventana y luego el techo, me tumbo al otro lado y me come la pared. Boca arriba me cuesta respirar y boca abajo también. El corazón me romperá el pecho. Duele, duele mucho. Los nervios me agarraron del cuello y vomité sobre esos zapatos viejos, la noche en que se rompió el minutero, de tantos minutos contar, en soledad.


No mentiré: fue una noche de 323 días, 34 horas y 999 minutos. Fue la noche, la noche más larga del mundo.



Adiós.

Tiempo habrá por delante, tiempo, para olvidarme. Que el mundo pare y deje de girar por inercia, que esta es mi parada, aquí yo ya me bajo. Olvidadme. Si de la noche al día, en mi salida no hay regreso, olvidadme. Si me apago lentamente y mis ojos se llenan de tristeza, olvidadme. Me agobia tanto sin sentido, los nervios que embargan las ilusiones e incluso los momentos de felicidad. Me fastidia la gente que sólo ve su ombligo, las mentes adormecidas, los que creen que piensan diferente y son igual de ciegos. Llevaría a juicio los egoísmos y condenaría las palabras hipócritas, aunque ya estén todas dichas.

Fría... es.




Fría es la noche y fríos los besos que atraen reproches, frías las caricias de colores que habitan en habitaciones oscuras.

Fría es la noche y sigues ausente ¿dónde estás? ¿qué haces? y sigues en todas partes.

Fría es la noche y tiritan mis ojos echándote locamente de menos.

Fría es la noche y más cuando tarde espero a que vuelvas algún dia.






























Pisadas en el camino

La ausencia de tus palabras es el veneno que corre por mis venas, mas en mí no habrá penas que no hay mal que por bien no venga. Y ahora, cuando los recuerdos son castigos, la razón contradice la condición de quererte como tú quieres que te quiera. No olvides que decías que nunca olvidarías, ni me des la mano después de declarar que estás en guerra, conmigo.

Sonreír, sonreiré; y si hace falta moriré, para que un instante después brote de nuevo libremente en mi camino, que las pisadas quedarán marcadas, pero las ganas de seguir adelante, jamás morirán.

Amores de esquina

No quiero amor de diccionario, te quieros de punto y aparte ni corazón cobarde que tema a latir. No quiero cariños que pasen facturas ni besos que suban a trenes de mercancías sin principio ni fin.

A veces amontonaba recuerdos y los llamaba estúpido pasado.

Mi corazón despistó a la madrugada la noche en que abrí las ventanas de mi casa e invité a todos los recuerdos que deambulaban, semidesnudos, por los callejones sin salida de la ciudad.